Los fideos no engordan. Así pudimos comprobarlo en nuestro artículo anterior, donde vimos que este alimento no presenta los niveles de alerta para nuestra figura que otros sí poseen, y que de hecho puede convertirse en un aliado energético en nuestra dieta, siempre y cuando lo consumamos con moderación.
Ahora te mostraremos en que debe consistir esa moderación, así como las mejores formas de incluir este alimento en nuestra dieta, pues si comemos descontroladamente platos tras platos de fideos, entonces si que veremos consecuencias serias para nuestra salud.
Primero hay que fijarnos en la cocción de los fideos. Estos deben cocerse «al dente», esto es, sólo un poco duro. Si dejamos que se cocinen demasiado, su glucosa subirá velozmente debido a la desintegración de estos.
Otro punto es la dosis en la que debemos comer fideos. Son un alimento delicioso y nos pueden ayudar. Pero hay que estar atentos a las calorías: ya vimos que son 350 por cada 100 gramos de fideo, poco más del 15% de lo que requiere al día una persona en actividad normal que realiza ejercicio. Por eso mismo, debe ser la cantidad límite diaria de este alimento; de hecho, los expertos sugieren que la ingesta diaria esté entre 55 y 85 gramos cocidos.
Una buena forma de comer fideos sin pasarnos ese límite es empleándolos en un contundente plato para el almuerzo, junto a otros alimentos beneficiosos (lógicamente, las otras comidas diarias deben ser más ligeras). Eso sí: como un ingrediente más, pero no como la base o centro del plato.
¿Y qué alimentos podemos emplear para acompañar nuestros fideos? Hortalizas como zanahoria, cebolla o apio, con fibra y vitaminas; pescados blancos o mariscos que proporcionen proteínas; salsas suaves como aquellas a base de tomate o albahaca, son las principales sugerencias.
Por el contrario, evita acompañar tus fideos con alimentos abundantes en grasa, como el queso y algunos condimentos pesados. Ello aumentará la cantidad de calorías a un nivel preocupante.
También es importante ver el tipo de fideo a consumir. Atento a la calidad del producto: si al cocerse éste se deforma o blanquea el agua, quizá no sea recomendable.
Una opción ideal son los fideos de sémola de trigo duro, que destacan por su consistencia y valor nutritivo.
Asimismo, hay fideos sin gluten para aquellos con enfermedad celíaca, quienes no pueden consumir esta sustancia. Estos fideos no engordan: están hechos de cereales como maíz y arroz, ofrecen los mismos beneficios y casi las mismas calorías.
Ahora que lo sabes, no temas deleitar tu paladar con los ricos fideos. Eso sí: con mucha moderación.