Si nos preguntamos cómo hacer la dieta de mantenimiento que nos ayudará a escapar del temido efecto rebote, debemos saber los alimentos que nos permitirán comer sana y balanceadamente.
¿Cúales son los alimentos más recomendados?
Frutas, verduras y legumbres; así como carne de pollo o vaca sin grasas ni piel, y pescados poco grasos como la merluza o el lenguado. Lo ideal es ser creativo para comer sano pero no monótono. Evita freír los alimentos, y sustituye el aceite y la miel por la sacarina.
Tengamos presente esto: No es que nos «prohibamos» grupos de comida como en una dieta común. Esto se trata de ir reintegrando poco a poco los diferentes grupos alimenticios a nuestro cuerpo, al tiempo que lo acondicionamos a nuestro nuevo peso. Variado, pero sano.
Pero además de ver la forma de reincorporar los distintos grupos alimenticios, también debemos conocer la forma y el tiempo más idóneos para alimentarnos.
Debemos comer cinco veces al día: tres comidas principales (desayuno, almuerzo y cena) y dos más ligeras entre ellas (mediodía y merienda). Cuida los horarios y no te saltes ninguna comida. Si te sobrepasaste (¡no a las comilonas!), compénsalo con algo más ligero en los días siguientes.
No olvides que la dieta sola no arregla todo. Nuestras costumbres y la voluntad serán de gran ayuda. Más consejos:
Beber agua será fundamental, pues ayudará a hidratarte y no te engorda. Procura tomar dos litros diarios.
Otro factor a tener en cuenta es el ejercicio, pues permitirá una alimentación menos rigurosa y ayudará a quemar calorías para mantener el peso estable (conoce más sobre los beneficios del ejercicio para estar en forma). Es bueno aumentar la masa muscular, pues permitirá neutralizar el aumento de calorías. Haz ejercicio como mínimo media hora diaria.
Para entender bien cómo hacer la dieta de mantenimiento, no olvidemos que, como toda dieta, tiene un tiempo límite. En este caso, serán unos tres meses, el tiempo que le tomará a tu cuerpo asimilar el nuevo peso.
Recuerda: cada dieta de mantenimiento actúa de forma distinta en nosotros (¡y son muchas!). Lo ideal, como en toda dieta, siempre será consultar con un especialista en nutrición para que nos ayude a encontrar la que nos venga mejor para combatir el temido efecto rebote.