Una dieta para hígado graso es una magnífica posibilidad de erradicar ese temible mal, pero también es una una dieta tan específica como sencilla de seguir. Antes que te confundan, observemos minuciosamente el problema y la forma correcta de solucionarlo.
Nuestro hígado ayuda mucho en las funciones de circulación, secreción, excreción, metabolismo y almacenamiento de nutrientes, y expulsión de toxinas. Pero ciertos excesos en la comida y la bebida terminan pagándole muy mal al hígado el noble trabajo que hace por nosotros.
Más precisamente, factores como el consumir demasiadas grasas y carbohidratos pero escasa fibra y proteínas, tomar bebidas alcohólicas de manera exagerada o llevar una vida sedentaria, harán que las células de nuestro hígado (hepatocitos) acumulen ácidos grasos y triglicéridos, haciendo que este órgano se inflame y no pueda realizar sus funciones de filtrado con normalidad: como consecuencia, subiremos de peso, sentiremos fatiga y pesadez y nos dolerá el abdomen.
Este fenómeno es el que se conoce como esteatosis hepática o hígado graso. Si no le prestamos atención, puede llevarnos a males como la cirrosis o el cáncer hepático, y de allí incluso a la muerte.
Felizmente, cuando sabemos cómo alimentarnos y cuidar nuestro cuerpo, podemos controlar muchas cosas y prevenir otras tantas. Aquí nos conviene seguir una dieta para hígado graso, la cual será baja en grasas, pero también correctamente balanceada.
El valor calórico ideal en una dieta para hígado graso consistirá de entre un 50-55% de hidratos de carbono, un 15% de proteínas y un 25% de grasas. En este último rubro también debemos medir la cantidad de alimentos con ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, reduciendo los saturados a su mínima expresión. Para cifras y mediciones exactas, siempre es bueno consultar con un médico especialista.
En esta página te brindaremos información sobre los alimentos más recomendados en toda dieta para hígado graso, así como todo lo que debes saber sobre esta importante dieta.