¿Ansioso por comenzar a perder grasa con la rutina HIIT? Sabemos que es un entrenamiento de tiempos cortos, pero ¡no te precipites! Veamos primero algunas recomendaciones muy importantes e interesantes al respecto, para que no te sientas perdido ni abrumado, y puedas conseguir con mayor facilidad todas esas metas para tu cuerpo.
-Calentamiento. Como en todo ejercicio, no puedes evitar esta parte o podrías pagarlo caro. Procura realizar series sencillas de ejercicios ligeros, como el skipping o los jumping jacks, por un tiempo de 5-10 minutos, con lo que acostumbras a tu corazón y a tus músculos.
-Empieza por lo básico. No te fuerzes yendo de frente a los ejercicios más duros y eficaces, pues es muy probable que no puedas hacerlos efectivamente y te agotes. Comienza tu rutina HIIT con ejercicios sencillos en los que puedas elevar la intensidad. Una vez que has dominado éstos, puedes dirigirte a los de mayor dificultad.
-Combustible. No malinterpretar: me refiero a la comida y bebida que requeriremos para no desfallecer. Nuestro cuerpo requiere energía.
Toma, unos 30 minutos antes del ejercicio, entre 150-300 mL de alguna bebida rica en electrolitos. También será útil comer algo ligero pero que te energize y se digiera durante ese tiempo previo; dicho alimento puede tener una cantidad prudencial de glucosa para evitar extraer la energía de los músculos.
-Sé intenso. No temas en dar todo lo que puedas en los picos de intensidad; podrás descansar en los intervalos de recuperación. Trata de alcanzar aún rendimientos que no conocías, pero siempre teniendo en cuenta los límites saludables. Monitorea tu frecuencia cardíaca y tu nivel de esfuerzo para no llegar a dolorosos excesos.
-Técnica vence rudeza. Es preferible hacer las repeticiones de los ejercicios adecuadamente pero no tan rápido, que intentar hacer la mayor cantidad de ellas pero de forma alocada y errática. Lo segundo puede pagarte con lesiones graves. Rétate, pero déjalo fluir: poco a poco verás que mejoras.
-Descansa cuando debes hacerlo. Así como debes darlo todo en los picos de intensidad, así también baja el ritmo y no te desesperes cuando llegues a una recuperación. Aprovecha como puedas esos 30 segundos.
-¿Cómo subimos la intensidad? Cuando llegue el momento de hacerlo, no lo confundas con subir la frecuencia o reducir tus tiempos de descanso. Si hay algo que subir, que sea la fuerza o la velocidad de tu ejercicio.
Todos tenemos límites para nuestros picos de intensidad y descansos: vigila hasta donde rindes y, si puedes, consulta con tu entrenador o médico para un consejo preciso.
-Cambia tu posición si es necesario. ¿No puedes seguir, por ejemplo, haciendo flexiones en una posición regular? Intenta hacer una repeticion más si tienes dudas. Si ahí «quedaste», prueba modificar la posición: siguiendo el ejemplo, puedes poner las rodillas en el suelo.
Una buena idea sería comenzar un ejercicio en su postura original para, de ser el caso, pasar a una más sencilla.
¡Siempre hay formas de seguir adelante!